Pacto ficcional

Caro lector, antes de leer, firmemos un pacto:

Juro no escribir la verdad, ni toda la verdad y algo más que la verdad.

¿Jura creerse la mentira, toda la mentira y nada más que la mentira?





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lunes, 27 de mayo de 2013

12.



Darío se subió en la pequeña silla del salón, alzó las manos y frunciendo el ceño abrió el cristal de la esfera dorada que presidía la sala. Agarró con dos dedos la más pequeña de las saetas y la giró y giró en su contra. Imposible, aún se acordaba. Quería derrotar las olas, volar como un halcón contra la arena y contra el viento. Vuelca la silla. Aturdido escucha de nuevo. Esta vez con la espalda en el suelo, sintió el agua escapándosele de las manos, y el viento, como de costumbre, se burló de sus huellas. Se echó a llorar, con los ojos llenos de arena. ¿Imposible? Miró incrédulo en el espejo. Bajo cuatro caracolillos, las pequeñas pupilas se dejaron caer sobre sí mismas. Imposible, tú ganas.



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