Pacto ficcional

Caro lector, antes de leer, firmemos un pacto:

Juro no escribir la verdad, ni toda la verdad y algo más que la verdad.

¿Jura creerse la mentira, toda la mentira y nada más que la mentira?





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domingo, 1 de diciembre de 2013

Contra Ana Fontalba (Parte 2)





Pensé que sería inmortal. A veces me despierto a media noche con el labio seco, y lo siento como una grieta, y se me viene a la cabeza el corte y la navaja ensangrentada a media tarde. Entonces empieza a atosigarme una suerte de arcadas porque es inevitable la sensación de sabor a sangre.
Me incorporo sobre el colchón y dejo caer el pie izquierdo y luego el derecho sobre el suelo frío, entonces todo empieza a volverse calma de nuevo. Subo la persiana: todavía ni siquiera está amaneciendo. Solo el tabaco y el rumor metálico en el oído derecho consiguen acabar con el sabor a hierro en la garganta, como un ritual. Y pienso que todo eran llantos cuando estábamos a solas, que me odiaba y había venido para ir quemándome la sangre, matándome noche a noche. Que tuve que echarla a patadas, y que ni por esas se iba, que me obligó a hacer lo que hice.
No la echo de menos. Prefiero unas cuantas arcadas un par de noches a la semana. Prefiero no equivocarme de persona por las mañanas.

Pensé que sería inmortal, como algunos animales, que siguen vivos