¿Dónde vas, puto soberbio? ¿Crees que puedes cruzar la línea y descruzarla a tu antojo? Si hubieras aprendido lo que siempre he tratado de que entiendas, si
dejaras a un lado tus pulsaciones, si no quisieras ir siempre por delante, si
no fueras tan… No me tocaría a mi ahogarme por los dos, arrepentirme por tu
culpa, tocar fondo con tus manos y con las mías. Pero, te lo advierto, esta
última vez yo no estaré, piénsalo bien. Cuando vuelvas la cara ya no podrás ver
las huellas tras mis pasos, ni siquiera oírlos. Estarás solo: tú y las llaves
de tu imperio de mentira.
Y cinco dedos forcejearon y
resbalaron en el pomo.
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