Lo que siempre falta es lo que no se tiene. ¿Quién dijo que en mi sangre no
está escrito tu nombre? ¿Quién? Tendrían que callar para siempre si supieran
cuánto se quieren tus labios y los míos, que no hay más sentir que mis dedos en
tu espalda, ni más besos que esos que saben a ti; y no hay más que saber, ni
más que decir cada vez que suspiro por tu culpa. Que un “te quiero” no es tan
fácil cuando se sabe demasiado; y, sin embargo, te quiero un poco más, si cabe,
y no me cabe duda de que sí. Lo que no
saben es que dudar no va conmigo cuando se trata de ti, y que deberían estar
prohibidos amores así.
A mí, que se me hace de día contándote las pestañas, por si alguna vez, al
despedirnos, no hubiera reencuentro… no me perdonaría olvidarte. Olvidarte a ti,
que me regalas tus días y tus noches, tu tranquilidad, cada paso firme que das,
cada esfuerzo con fuerza, cada apoyo, cada gesto que me dedicas agradeciendo
que estoy aquí para ti. Para ti, que eres mi guerra y mi paz, mis ganas. A mí,
que me lo digan a mí.
I love it...
ResponderEliminar